Convento de Santa Isabel de los Reyes de Toledo 

El convento de Santa Isabel de los Reyes de Toledo fue fundado sobre antiguas casas palaciegas cedidas por Fernando “El Católico” a Dña. María Suárez de Toledo en el año 1477.

En la actualidad la fraternidad está formada por 11 miembros.

Nuestra forma de vida es: “vivir el santo Evangelio de nuestro Señor Jesucristo, viviendo en obediencia, sin nada propio y en castidad” siguiendo a Cristo pobre y crucificado. Todo ello cimentado en la oración, el servicio a la iglesia, el don de las hermanas, la acogida…
En la tercera carta de santa Clara a su hija y amiga santa Inés de Praga le dice: “te considero colaboradora de Dios y sostenedora de los miembros débiles y vacilantes de su Iglesia”. Desde esta exhortación tiene sentido toda nuestra vida eclesial.

Desde hace más de 50 años contamos con un enorme privilegio en nuestra fraternidad: poder tener, diariamente, el Santísimo expuesto, siendo nuestra iglesia, un referente de adoración.

Somos una fraternidad que, desde sus limitaciones y pobreza intenta mantener encendida la lámpara de la oración en medio de sus trabajos diarios.

Nuestra vida es muy sencilla, dedicadas a la oración y trabajando con nuestras manos para ganarnos el sustento y el mantenimiento del edificio. El trabajo, al igual que todos los demás quehaceres se realizan en común. En la actualidad nuestro trabajo principal es la elaboración y venta de jabones y rosarios, cosa que hacemos a través de la pequeña tienda que con esfuerzo hemos montado en el convento (ahora también online) y en la cual se pueden encontrar desde velas, iconos, formas, vino…hasta una variada muestra de dulces elaborados de manera artesana por diversas comunidades y familias religiosas.

Desde hace unos años y para ayudar a la conservación y mantenimiento del edificio, contamos con un pequeño museo construido en el antiguo refectorio de la comunidad y un patio de tradición andalusí donde se realizan eventos siempre bajo reserva.

Nuestro retiro no nos impide estar cercanas a las necesidades de las personas que se acercan a nuestra fraternidad. Desde nuestra minoridad intentamos ver en los hermanos y hermanas al mismo Cristo que llama a nuestra puerta. Esta forma de actuar forma parte de nuestro mas genuino carisma. Santa Clara, ya enferma, acoge a los enfermos y necesitados que le presentaban e intercede por ellos. Al igual que nuestra Madre y Hermana Clara, acogemos a todos aquellos que llegan a nuestras puertas y nos confían sus necesidades tanto materiales como espirituales. En muchas ocasiones no podemos ofrecer nada mas que escucha, en otras, en la medida de nuestras fuerzas, se intenta paliar sus necesidades.

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